Edward Steichen (1879-1973)

11 dic 2009

Edward Steichen (1879-1973) es una de las figuras más importantes de la historia de la fotografía. Durante su activa y extensa carrera fue reconocido como artista, pintor, fotógrafo y comisario de exposiciones.

Hoy en día se percibe a Edward Steichen como pionero de la fotografía publicitaria, de la fotografía de moda e incluso como inventor del glamour. Sin duda, el periodo de tiempo en que ocupó el prestigioso cargo de Jefe de Fotografía de las revistas de Condé Nast –Vogue y Vanity Fair– fue decisivo en esta singular consagración.

Antes de dedicarse a esta tarea era ya un reconocido fotógrafo y pintor a ambos lados del Atlántico; de hecho la mayor parte de sus ingresos, hasta entonces, provenían de la venta de sus obras pictóricas, altamente cotizadas.

Además, a principios de siglo XX, en una época en que la fotografía aún no había conquistado plenamente el estatus de disciplina artística, Steichen era el máximo exponente de fotógrafo-artista.

Sin embargo, fue el trabajo realizado en el seno de las publicaciones de Condé Nast entre 1923 y 1937 el que le hizo desarrollar un talento absolutamente fuera de serie y, en última instancia, trascender.

Después de la II Guerra Mundial, y hasta 1962, ocupará el cargo de responsable del Departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

La influencia de su trayectoria como pintor se intuye en sus primeros trabajos como fotógrafo de moda. Los críticos hablan de una “etapa pictorialista” en Steichen a propósito de esta notable influencia, que pronto será sustituida por un talante modernista, por una fotografía más “directa", carente de los artificios románticos anteriores, que será la seña de identidad del trabajo de Steichen para Condé Nast.

Las prestigiosas e influyentes publicaciones Vogue y Vanity Fair eran las ventanas por las que el gran público se asomaba al universo del glamour, del cine, de la moda y de la Alta Costura.


La aportación de Steichen al lenguaje visual que comunicaría estas realidades sería decisiva, hasta el punto de establecer de manera casi definitiva los patrones estéticos de la fotografía publicitaria, de la fotografía de moda y del imaginario social de la celebridad y el glamour.

Vogue presentaba al público las más selectas firmas de la alta costura: Patou, Lanvin, Poiret, Vionnet, Lelong, Schiaparelli, Cartier o Chanel vestían a actrices de teatro, a actrices de cine, a modelos famosas y a mujeres anónimas en sus páginas.

Steichen, con su talento para la escenografía instantánea y con su sofisticado sentido de la iluminación, hacía fotografías que trascendían su mera función publicitaria para convertirse en retratos de un estilo de vida; al menos ésa es la dimensión que va adquiriendo su obra a medida que se amplía la perspectiva histórica.

Sin duda, una de las más destacables facetas de Steichen como fotógrafo es su talento para el retrato. Su trabajo para Vanity Fair es hoy una prueba incontestable. Estadistas, literatos, compositores, actores o deportistas desfilaron ante su objetivo para quedar retratados con un estilo que penetraba la superficie del personaje para indagar en busca de su esencia humana y de su dimensión social.

Joan Crawford, Winston Churchill, H.G. Wells, Dorothy Parker, George Gershwin, Paul Morand, Ernst Lubitsch, Marlene Dietrich, Walt Disney, Fred Astaire, Cecil B. DeMille, Thomas Mann o Charlie Chaplin figuran en la enorme lista de celebridades retratadas por Steichen para Vogue o para Vanity Fair.


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