10 dic 2009
El maestro de la fotografía que quedó abducido por la belleza y el talento de esta mujer, se casó con ella en segundas nupcias y le dedicó una galería de fotos que han pasado a la historia.
Nacida en San Francisco, hija de actriz y novelista, creció en un hogar donde se adoraba la literatura, una disciplina en la que también ella se inició. Trabajó unos años como secretaria y aunque obtuvo una beca universitaria sus padres le anunciaron que no había suficiente dinero para trasladarse al extranjero.
Conoció al fotógrafo en un concierto -ella tenía 19 años, él casi 50-y empezó entonces su trayectoria múltiple. Fue, a la vez, modelo, poeta, musa, incluso redactora de artículos en revistas de fotografía que aparecieron bajo el sello de Edward Weston porque escribir era un placer para ella yun suplicio para él. Paradójicamente, ambos dijeron lo mismo del otro: "Sacó lo mejor de mí".
En la década de los años 30 él la fotografió al aire libre, entre dunas de arena (1936), con un horno de barro en el patio de Willard Nash (1937) o en una instantánea inquietante, desnuda, flotando en una piscina (1939). Pero durante la década de los 40 su relación empieza a deteriorarse, algo que se refleja en sus retratos, donde aparece mucho más distante.
Aparecidos los primeros síntomas del Parkinson, Weston se vio inmerso en una profunda depresión. La pareja se separó. Un día después de que les concedieran el divorcio, en 1946, Charis se casaba con el activista Noel Harris. Tuvo dos hijos de esa unión, que también terminó en 1967.
La modelo recuperó los episodios de sus años con Weston con un libro de memorias, publicado en 1999, y un documental realizado hace tres años. Un homenaje al hombre con quien compartió amor y profesión.
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